Amplia mayoría de mujeres directoras muestran los estrenos cinematográficos de esta semana, tanto en la ficción como en los documentales. A destacar, “La llegada del hijo” y “Suerte de pinos”.
Con “La llegada del hijo” vuelven Cecilia Atán y Valeria Pivato, las directoras de aquella delicia que fue “La novia del desierto”, filmada en San Juan, con la chilena Paulina García viviendo una intriga que resultaba placentera para el público (y finalmente también para el personaje de la mujer, al principio desconfiada de lo que podría hacerle ese camionero grandote y demasiado atento encarnado por Claudio Rissi).
Ahora, en “La llegada del hijo”, hay más de una intriga, pero casi todas dolorosas. El muchacho que años atrás llegó al mundo, tan inocente, viene ahora a la casa en libertad condicional, convicto de homicidio a bordo de un vehículo. Duelo, decepción, resentimiento, angustia, incluso rabia, se percibe en la madre. También amor, pero quebrado. En esas circunstancias, ¿habrá lugar para el perdón materno? Eso en gran parte depende del hijo. Intensa actuación de Maricel Alvarez, secundada por Angelo Mutti Spinetta, Cristina Banegas y Greta Fernández. Buen paso adelante de las directoras en el manejo de las herramientas del cine, el lenguaje, la emoción y los silencios.
Salduero, 1954, un pueblo soriano. A la vista de todos, pretendiendo vengar una supuesta infidelidad, un hombre mata a su esposa y a la suegra. Así lo cuenta en «Suerte de pinos» Lorena Muñoz, bisnieta y sobrina nieta de esas pobres mujeres, y lo confirman las actas judiciales trabajosamente conseguidas, mientras los últimos testigos, a 70 años largos de aquel hecho, se amparan en la desmemoria. Casi nadie colabora con esa intrusa que viene de tan lejos a remover culpas del pasado. Pero ella igual avanza, y deja en evidencia los males que aún persisten desde tiempos remotos, no solo en los pueblos perdidos. Esto no es una ficción, es un documental, de la misma directora de “María Soledad. El fin del silencio”.
Cambiando de tono, yendo para zona barilochense, aparece “Verano Trippin”, de la debutante Morena Fernández Quinteros, una obra que empieza en tono de comedia juvenil y colorida, y va pasando al thriller cuando las chicas protagonistas, creyendo que no les va a pasar nada, deciden financiarse vendiendo marihuana. Los narcos no admiten competencia, y los policías corruptos no piensan ayudarlas. Pensada para adolescentes y veinteañeras medio descerebradas, la película entretiene, advierte y en partes divierte. Zoe Hochbaum y Miranda de la Serna hacen buena dupla, Lali Espósito hace de mala, Ariel Staltari, Manu Fanego, Valentin Wein y Juan Grandinetti completan el reparto.
Corresponde incluir en esta reseña una fresca rareza de doble mérito: “Senda india”, de Daniela Seggiaro, humildemente estrenada hace pocos días. Humilde también la directora, siempre atenta a la cuestión indígena, que esta vez, en vez de una semificción como sus anteriores “Nosilatiaj” y “Husek”, envuelve, comenta y hace visible el trabajo de otro, rescatando las imágenes grabadas en 1991 por Miguel Angel Lorenzo, miembro de una comunidad wichi del Chaco Salteño. Claro que, como decía Martín Fierro, “aquello no era trabajo, más bien era una función”, porque vemos a los wichis de buen humor, charlando, recogiendo plantas medicinales, celebrando actos escolares, en fin, lo propio de cualquiera que aprovecha una cámara de video para registrar buenos momentos. El detalle es que esas imágenes formaban parte de una serie de testimonios entregados a la Justicia, dentro de una lucha de décadas para conseguir el título de propiedad de la tierra donde siempre habían vivido. Lo bueno es que al final les dieron la razón.
De la Puna Jujeña, y un poco también de otras partes de Jujuy, es Wara Calpachay, una muchachita muy entusiasta y despabilada que tanto pastorea ovejas como actúa en público tocando el violín y recitando glosas de invocación a la Pachamama, la cultura nativa y el cuidado del medio ambiente. Su música es de fusión, abreva entre las raíces europeas del violín, las raíces andinas de sus ancestros y también otras fuentes propias de estos tiempos. Bien podría tocar en Cosquin como en un Lollapalooza o el Teatro Colón. Miguel Kohan la conoció cuando fue a filmar “El despenador” y, buen documentalista como es, decidió seguirla en su vida cotidiana y poner en off sus pensamientos y su amor a las abuelas. El resultado, hecho en precioso blanco y negro con ocasionales momentos de color, se titula simplemente “Animu”.
Para el final, una joyita que, por ahora, solo se verá el próximo domingo, en única función en el Gaumont: “Pintó la isla”, de Eduardo Sierra. Pocos saben todavía que, a impulsos de Gerardo Montes de Oca, profesor de la secundaria, las paredes de la isla Maciel se están llenando de murales, pintados primero por sus alumnos, luego por artistas de variada fama, incluso fama internacional, y por vecinos. El gris de la isla va cambiando, acaso también la mala fama de otros tiempos.
“La llegada del hijo” (Argentina-España, 2024); Dir.; Cecilia Atan y Valeria Pivato; Int.: Maricel Alvarez, Angelo Mutti Spinetta, Cristina Banegas, Greta Fernández.
“Suerte de pinos” (Argentina-España, 2024); Dir.: Lorena Muñoz; documental.
“Verano Trippin” (Argentina, 2025); Dir.: Morena Fernández Quinteros; Int.: Miranda de la Serna, Zoe Hochbaum, Lali Espósito, Ariel Staltari, Manu Fanego, Valentin Wein, Juan Grandinetti.
“Senda india” (Argentina, 2024); Dir.: Daniela Seggiaro; documental.
“Animu” (Argentina, 2024); Dir.: Miguel Kohan, documental.
“Pintó la isla” (Argentina, 2025); Dir.: Eduardo Sierra; documental.