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Janibek Alimkhanuly demolió a golpes a Andrei Mikhailovich, el retador que prometió matar al campeón y sufrió una paliza inolvidable

La lengua puede ser un cruel enemigo de un púgil. Y si no, que lo diga Andrei Mikhailovich. El ruso recibió este viernes en Sídney una tunda inmisericorde de Janibek Alimkhanuly, campeón mediano de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB), quien lo liquidó en el noveno asalto después de haberlo tenido al borde del nocaut en el segundo y haber evitado terminar la faena en ese momento solo para extender la paliza.

La animadversión entre ambos había quedado en evidencia en la última conferencia de prensa en la sede de Fox Sports Australia. Allí las habituales amenazas y promesas de nocaut habían ido un par de pasos más allá y el retador había estado a punto de cruzar golpes no solo con el campeón, sino también con el hermano y con el manager del monarca, Egis Klimas. “Te voy a matar, carajo”, amenazó Mikhailovich. “El viernes será un día muy duro para vos. Voy a demostrártelo”, respondió Alimkhanuly.

A la hora de la acción, quien cumplió con su vaticinio fue el kazajo, quien estiró su récord perfecto a 16 victorias (11 por la vía rápida). Después de un primer asalto en que dejó en evidencia una enorme diferencia de potencia y calidad, en el segundo el campeón sacudió a su rival con un zurdazo que lo conmovió. A ello siguió un minuto sobrecogedor, en el que Mikhailovich recibió un castigo intenso mientras flameaba como un espantapájaros en medio de un tornado.

Alimkhanuly pudo completar la tarea en cualquier momento de ese minuto de terror para el aspirante, pero, con una sonrisa suficiente tallada en el rostro, renunció a hacerlo y solo golpeó lo necesario para que el peleador nacido en San Petersburgo y radicado en Auckland (Nueva Zelanda) padeciera, pero no capitulara. Al borde de la campana, el monarca conectó el enésimo zurdazo que finalmente derribó a su adversario. Tras rodar por el tapiz, el ruso se levantó, con las piernas gelatinosas y la mirada extraviada, escuchó la cuenta hasta nueve del árbitro japonés Katsuhiko Nakamura y fue salvado por el gong.

Después de esa asalto de pesadilla, parecía cortísima la sobrevida en el pleito del retador, quien había ganado sus 21 duelos (13 por nocaut) antes de esta oportunidad mundialista. Pero el kazajo, que era amo y señor cuando la contienda transcurría en la media y en la larga distancia, también le permitió atravesar un tercer capítulo durísimo. Con un pundonor destacable y con una estrategia tan simple y rudimentaria como acortar distancia de cualquier forma y repartir abrazos, empellones y golpes en la nuca, Mikhailovich capeó ese primer temporal y transitó un viacrucis que lo llevó hasta el noveno round.

En ese episodio, y cuando gozaba de una holgada ventaja en las tarjetas (dos jueces lo tenían adelante 80-71 y el otro, 78-73), el campeón finalmente completó la labor: abrió el camino con un recto y luego conectó un uppercut y un gancho de zurda que impulsaron al ruso contra las sogas y convencieron al árbitro Nakamura de que ya era suficiente.

Con el pleito concluido, pareció quedar de lado la tirria entre los peleadores, que se abrazaron como caballeros. “Él es un buen boxeador, tiene un buen equipo, son buenas personas y les deseo lo mejor”, sostuvo Alimkhanuly, quien aprovechó para desafiar a los otros dos campeones de la división mediano: el cubano Erislandy Lara (Asociación Mundial de Boxeo) y el dominicano Carlos Adames (Consejo Mundial de Boxeo).

¿Pero qué había generado tanta animosidad entre los contrincantes? El enojo de Mikhailovich se había gestado tres meses atrás: esta pelea estaba pactada inicialmente para el 13 de julio en Las Vegas, pero se canceló un día antes porque Alimkhanuly, en su batalla para alcanzar el límite de peso de la categoría, sufrió una deshidratación severa y debió ser internado. El incumplimiento de su adversario molestó muchísimo al ruso, quien se quedó sin la posibilidad de combatir por el título y sin la bolsa que le correspondía, más allá de que Top Rank, la promotora a cargo de la organización del evento, le pagó una compensación.

Janibek Alimkhanuly sometió a un durísimo castigo durante nueve rounds al ruso Andrei Mikhailovich. Foto: No Limit Boxing.Janibek Alimkhanuly sometió a un durísimo castigo durante nueve rounds al ruso Andrei Mikhailovich. Foto: No Limit Boxing.Desde entonces, el retador estuvo juntando bronca. E incluso él, su equipo y su promotora, No Limit Boxing, que ganó la subasta para organizar por segunda vez la contienda, presionaron para que solo se pusiera en juego el título de la FIB y no el de la OMB. Ello se debió a que la FIB incluye en su normativa aplicable a combates por campeonatos mundiales una cláusula de rehidratación que no se contempla en los pleitos en los que hay en disputa cinturones de más de un organismo.

La cláusula de rehidratación de la FIB establece que además del habitual pesaje que se realiza el día anterior a la pelea, los contendientes deben subir a la balanza nuevamente la misma mañana del combate y que en esa segunda medición no pueden marcar un registro que supere por 7,5% el límite de la categoría. Después de la experiencia del pleito frustrado en Las Vegas, los manejadores de Mikhailovich creían que la cláusula de rehidratación podía darles una ventaja.

Janibek Alimkhanuly con los cinturones que lo acreditan como campeón mediano de la FIB y de la OMB. Foto: No Limit Boxing.Janibek Alimkhanuly con los cinturones que lo acreditan como campeón mediano de la FIB y de la OMB. Foto: No Limit Boxing.En el primer pesaje, el kazajo registró 159,6 libras (72,393 kilos) y el ruso, 159,9 libras (72,529 kilos), ambos debajo del límite de las 160 libras (72,574 kilos). En el segundo, Alimkhanuly detuvo la báscula en 171,7 libras (77,881 kilos) y Mikhailovich, en 169,2 libras (76,747 kilos), también ambos debajo de la frontera de 172 libras (78,017) que marcaba ese 7,5% adicional. Cuando llegó el momento de pelear, el campeón no dejó dudas, conservó su faja de la FIB y también seguirá siendo reconocido como monarca por la OMB.

El organismo con sede en Puerto Rico emitió el martes una resolución, firmada por el presidente de su Comité de Campeonatos, Luis Batista Salas, en la que avisó que, pese a la aplicación de la cláusula de rehidratación, había decidido sancionar el combate entre Alimkhanuly y Milkhailovich como una defensa voluntaria del kazajo.

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